lunes, 27 de abril de 2020

Escrito durante el coronavirus 42

Mañana por la noche va a llegar un meteorito. La NASA ha querido tranquilizar al mundo informando que la distancia a la que pasará de nosotros será dieciséis veces mayor que la existente desde la Tierra a la Luna. Ha añadido que, según los científicos, la población puede tener la seguridad de que este asteroide pasará cerca de la Tierra de manera segura. Es decir, que la Tierra seguirá siendo igual de insegura, pero no a causa del meteorito.

En otros tiempos un comunicado así hubiera sido tranquilizador, pero en estos… Llevamos más de seis semanas confinados en casa por culpa de un virus que no iba a llegar a España, según los científicos. Nos dijeron que era poco más de una gripe y que no había que alarmarse, hasta que un día, de pronto, nos dijeron que nos teníamos que alarmar mucho y meternos en casa. Hemos estado creyendo que las mascarillas eran contraproducentes hasta hace pocos días, súbitamente se han vuelto recomendables y puede que lleguen a convertirse en obligatorias. Unos científicos dicen que quien pasa el virus ya queda inmunizado, otros dicen que no hay constancia de que sea así. Yo soy partidario de confiar en los científicos antes que en los cuñados o en los tuiteros, pero sabiendo que también se equivocan a veces y que, en todo caso, avanzan poco a poco a través de océanos de dudas, con el método prueba/error y sometiéndolo todo a verificación y debate. Así que, por si acaso, yo tomaría en mi casa todas las medidas de precaución contra el impacto de meteoritos que tuviera a mi alcance. Que no existen.

Para debate furibundo, y me temo que poco científico, el que se desarrolla hoy en las redes sociales y medios de comunicación sobre la suelta por las calles de niños, con adultos acompañantes, que se inició ayer. Según unos, estuvo presidida por una irresponsabilidad general en la cual la gente no respetó las distancias de seguridad, hicieron corrillos en playas y parques, se jugaron partidos de fútbol improvisados y es posible que el coronavirus fuera quien más disfrutara del día. Corren por ahí fotografías de gente demasiado apiñada y de grupos familiares que excedían del límite legal de un adulto y un máximo de tres infantes. Si fuera así, habría que exigir que en días sucesivos actúen las unidades antidisturbios para disolver a los paseantes díscolos. Pero, según otros, la mayoría de la gente cumplió con las limitaciones de forma responsable y solo una minoría se pasó las medidas de seguridad por el arco del triunfo. Las fotografías, siempre las mismas y repetidas una y otra vez, estarían desfigurando la realidad. Hay quienes apuntan a que el zoom de los objetivos fotográficos distorsiona las distancias y gente que mantenía la distancia puede parecer que está demasiado apelotonada.

Como yo no salí no tengo criterio propio y desde la ventana no vi ni niños ni adultos por mi calle. Afortunadamente, de momento el Gobierno se ha apuntado a la tesis de que las recomendaciones se cumplieron de manera general y que los incumplimientos fueron puntuales. Digo afortunadamente porque, de lo contrario, podría ser que las autoridades nos castigaran a todos y pagáramos inocentes por pecadores, sin dejarnos salir el ansiado día 2 de mayo. Prometo que, si me dejan salir, me portaré bien.

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