viernes, 6 de diciembre de 2019

Anécdotas constitucionales


Allá según se cambiaba el calendario del año 1975, acababa de morir Franco y había sido entronizado Juan Carlos I, por el del año 1976, a alguien en las altas esferas del Gobierno español, que seguía presidiendo Arias Navarro, se le ocurrió una brillante idea. Igual que desde tiempo antes se intentaba convencer a los españoles de que el régimen político del que disfrutaban era una democracia, "democracia orgánica", eso sí, ahora había que convencerles de que ya poseían una monarquía constitucional, con una Constitución similar a la de cualquier otro país occidental. No era necesario, pues, ningún cambio de régimen, ningún proceso constituyente, mucho menos una revolución, bastaría con hacer alguna pequeña adaptación de las leyes vigentes.

Con ese fin, la editorial Doncel, que dependía de la Delegación Nacional de Juventudes, órgano de aquel atípico ente denominado Movimiento Nacional y que era sucesor del partido único, Falange Española Tradicionalista de las JONS, en una época en la que ya no quedaba bien tener un partido único, y que constituía el principal aparato de propaganda del franquismo, editó un librito pomposamente titulado La Constitución Española; guardo un ejemplar en mi biblioteca. En realidad, se trataba de hacer pasar como una auténtica Constitución a las leyes fundamentales franquistas.


La maniobra no tuvo mucho recorrido. Unos meses más tarde Arias Navarro fue sustituido por Suárez, el cual era consciente de que era necesario un proceso constituyente para dar legitimidad a la monarquía, y que se puso a la tarea de elaborar la Ley para la Reforma Política de 1976 que daría paso a las elecciones de 1977 y a la posterior aprobación de la Constitución de 1978. Unos cuantos exministros franquistas liderados por Fraga Iribarne, y entre los que también estaba Arias Navarro, se presentaron a las elecciones de 1977 como Alianza Popular (desde 1989 se llama Partido Popular) y en su programa electoral propugnaban mantener las leyes fundamentales, convenientemente reformadas. Les comieron el pan del morral Suárez y su Unión del Centro Democrático (donde se ubicaron buena parte de los apparátchiki del Movimiento Nacional, capitaneados por Martín Villa, y apodados "los azules"), que supieron leer mejor el espíritu de los tiempos. Cumplida su misión, la UCD naufragó estrepitosamente en las elecciones de 1982 y cedió el testigo del espacio electoral del centroderecha a Fraga, que se quedó con casi todos los restos del naufragio.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Por qué prefiero circular en bici por la calzada




Llevo más de treinta años desplazándome en bicicleta por Pamplona, y habitualmente lo he hecho por la calzada. Durante este tiempo no he tenido ningún accidente, sí algunos pequeños incidentes sin mayores consecuencias, como haber sido derribado por un peatón que cruzaba la calle sin mirar y sin tener preferencia, o haber tenido que frenar bruscamente en el último momento para no ser arrollado por un vehículo de motor que no respetaba las normas de tráfico, y seguidamente soportar los gritos del conductor que se creía con una prioridad que no tenía. Esto último sobre todo sucede en las rotondas, en las que casi ningún conductor sabe qué normas hay que respetar.

Últimamente abandono a veces la calzada para circular por un mal llamado carril-bici, que con frecuencia no es tal (“Vía ciclista que discurre adosada a la calzada, en un solo sentido o en doble sentido”) sino una acera-bici (“Vía ciclista señalizada sobre la acera”). Pero, la verdad, prefiero circular por la calzada que por carril-bici o acera-bici. Me parece más cómodo y más seguro, en contra de la opinión de muchos ciclistas que reclaman su derecho a invadir las aceras en nombre de la seguridad y que se niegan a cumplir las normas de tráfico y circular por la calzada cuando no hay vías ciclistas específicas.

Ciertamente, sería más seguro circular por las vías ciclistas si estas respondieran a lo que dice la ley que son: “Vía específicamente acondicionada para el tráfico de ciclos, con la señalización horizontal y vertical correspondiente, y cuyo ancho permite el paso seguro de estos vehículos”. Lo que sucede es que en nuestra ciudad no existen tales vías ciclistas. Existen falsas vías ciclistas mal acondicionadas, mal señalizadas (con frecuencia, con señales no reglamentarias, confusas o contradictorias), o directamente no señalizadas, con un ancho que no permite el paso seguro de nadie (sin exagerar lo más mínimo, en Pamplona hay aceras de un metro de ancho por donde se supone que han de circular peatones y bicicletas en ambas direcciones). Pero lo más grave es que esas supuestas vías ciclistas están diseñadas de modo que los ciclistas las tienen que compartir necesariamente con una enorme variedad de otros usuarios: peatones que van a depositar bolsas de basura en contenedores situados junto a la supuesta vía ciclista, peatones que suben o bajan del estacionamiento situado a lo largo de la supuesta vía ciclista, peatones que esperan al autobús en una parada atravesada por la supuesta vía ciclista, peatones que necesariamente han de cruzar por la supuesta vía ciclista para circular por las aceras o tomar los pasos de peatones, operarios que utilizan zonas de carga o descarga señalizadas junto a la supuesta vía ciclista, patinetes, sillas de ruedas y otros vehículos diversos autorizados a circular por las supuestas vías ciclistas, por no mencionar a muchos usuarios que ignoran, en el más amplio sentido de la palabra, las normas de circulación e invaden continuamente las supuestas vías ciclistas: paseantes de perros, paseantes en general, deportistas que utilizan las vías ciclistas como pistas para correr, madres y padres que empujan cochecitos de niños, vehículos de motor estacionados sobre la supuesta vía ciclista, etc. Así que el ciclista que se arriesga a circular por las supuestas vías ciclistas tiene que estar muchísimo más atento a quien se le va a cruzar por delante que si circula por la calzada.

Los vehículos de motor que circulan por las calzadas constituyen un gran peligro por su velocidad, que puede lesionar gravemente o incluso matar a un ciclista o a un peatón si lo atropellan. Pero al mismo tiempo, ofrecen una ventaja, y es que son mucho más previsibles que otros usuarios de las vías públicas. De normal, son vehículos que se desplazan en una sola dirección: hacia delante. En términos ajedrecísticos, diríamos que son como los peones. Su movimiento está limitado. No pueden desplazarse lateralmente. Cierto que también pueden ir marcha atrás, pero lo hacen en ocasiones mucho más puntuales, despacio y con una luz que lo avisa. De normal el ciclista sabe que los vehículos de motor van a avanzar hacia delante. Para circular con seguridad por la calzada solo hay que seguir unas pocas reglas que no están en los reglamentos: no fiarse de que los conductores conozcan las reglas de tráfico; no pretender tener nunca prioridad; no ponerse en la trayectoria de un vehículo de motor que esté cambiando de dirección o que encontremos en un cruce, por mucho que la normativa de tráfico nos diga que tenemos prioridad, mientras no lo veamos detenerse y cedernos el paso; no suponer que los intermitentes indican las intenciones de los conductores (una luz intermitente puede querer decir que el coche va a girar en la dirección que indica la luz, que va a girar en la dirección contraria, que no va a girar, o que va a hacer cualquier otra cosa, lo mejor es desconfiar en todo caso). Con estas simples normas, llevo varias décadas sin haber sido atropellado por ningún vehículo de motor, aunque lo han intentado más de una vez.

Frente a la previsibilidad de los vehículos de motor, los usuarios de las supuestas vías ciclistas son completamente imprevisibles. Pueden moverse en todas las direcciones, como la reina en el ajedrez. Te pueden aparecer en cualquier momento, a cualquier velocidad. Pueden frenar en seco, y no tienen luz de frenado que te lo advierta. En el caso de niños y perros, su forma habitual de desplazarse es pasar de la inmovilidad a la carrera de repente y sin avisar, y suelen arrastrar detrás de ellos a sus cuidadores. Por otro lado, los peatones no solo no tienen espejos retrovisores, como los conductores de vehículos de motor, que les permitan ver todo lo que pasa a su alrededor y no solamente frente a ellos, sino que con mucha frecuencia ni siquiera van mirando en la dirección en la que avanzan. Pueden perfectamente moverse de espaldas, o hacia un lado mientras están mirando hacia el contrario, o pueden andar hacia delante con la mirada puesta en la pantalla de su teléfono móvil, algo cada vez más frecuente. También es muy normal en los peatones funcionar de oído: si no oyen el ruido de un motor, no se preocupan de mirar, y no advierten de la presencia de vehículos silenciosos como las bicicletas. Los peatones, además, pueden invadir la supuesta vía ciclista incluso aunque haya una valla, o un seto, o un bordillo, o cualquier cosa que la separe del resto del espacio. Por otro lado, en algunas de las supuestas vías ciclistas te puedes encontrar en cualquier momento con la puerta de un coche estacionado que se abre, o con una carretilla que sale sin avisar de detrás del camión que está descargando.  En suma, si circulas en bicicleta por una supuesta vía ciclista no puedes descuidarte ni un solo momento, tienes que ir alerta, con visión de 360 grados, y temiéndote encontrar obstáculos en cualquier momento.

Así que, por favor, denme calzadas, que circulo mucho más tranquilo.

lunes, 27 de mayo de 2019

Valoración / comparación provisional en Navarra


Aún estamos con resultados provisionales y la conmoción inicial, pero se pueden sacar ya algunas conclusiones, sobre todo si aprovechamos la coincidencia de elecciones para comparar sus resultados entre sí. Pongo en el cuadro lo que es más fácilmente comparable, por eso dejo fuera las municipales y las europeas de 2014.

Una primera conclusión: hay muchos electores infieles, que varían de sufragio en función del tipo de convocatoria electoral, se supone que intentando sacar más utilidad a su voto.

El voto de la derecha navarrista/españolista ha sido muy disciplinado y se ha movilizado en las elecciones forales hacia Navarra Suma, incluso ha rebanado la mayor parte del voto que tuvo Vox hace un mes. Para el Parlamento Europeo, ante la incomparecencia de UPN, se ha divido entre PP, Ciudadanos y Vox, incluso algunos votos parece que se le han ido al PSOE. El electorado de la derecha apenas crece, pero ha conseguido su objetivo de movilizar y sumar todo su voto.

El PSOE, como es tradicional, reduce el número de votantes respecto de las elecciones generales, pero en esta ocasión ha logrado revertir su tendencia a la baja de anteriores elecciones forales y mantener más voto, parece que algunos votantes que se le fueron a Podemos hace cuatro años han vuelto (quizás el efecto Sánchez, quizás la frustración con Podemos, quizás han creído a María Chivite que no van a pactar con la derecha, en contra de su costumbre), e incluso en las europeas parece que atrae voto que en las forales ha ido a Navarra Suma y a Geroa Bai.

Las dos candidaturas del nacionalismo vasco pueden llegar hasta el 31-32 % del voto en las elecciones forales, pero la mitad de sus votantes les da la espalda en las generales, y algunos también en las europeas, es de suponer que algunos se quedarán en casa entendiendo que son elecciones ajenas y lejanas, pero puede que otros (más en Geroa Bai) dirijan su voto al PSOE o a Unidos Podemos. Una parte de los electores parece considerar más útil el voto a Geroa Bai en las forales, pero se inclina por EH Bildu en las generales y europeas.

Podemos e Izquierda-Ezkerra parece que han pagado caro ir separados (aparte del historial de broncas internas y divisiones que acumulaba Podemos, no solo en Navarra sino en otros lugares, especialmente Madrid que tiene la particularidad de salir mucho en los telediarios), ya que consigue subir cuatro puntos en las europeas, donde sí iban juntos y donde una parte de los electores ha podido considerar el voto más útil por existir circunscripción única. En las forales, buena parte de su electorado de anteriores convocatorias parece que se ha ido hacia el PSOE y Geroa Bai.

Y ahora, a esperar cómo se traducen estos votos en gobiernos...

lunes, 29 de abril de 2019

Día de resaca electoral: mi valoración.





Mi valoración general.

Gana Pedro Sánchez, pierde Pablo Casado. Ambos han sido promovidos al liderazgo de su respectivo partido recientemente, venciendo al equipo de dirección anterior, y se jugaban la confirmación frente a sus rivales internos.

En el PSOE pueden estar contentos con motivo y celebrarlo, pero en política los triunfos duran poco y pasada la primera euforia los problemas siguen estando ahí, en este caso, la dificultad de formar gobierno al estar lejos de la mayoría absoluta en el Congreso.

En el PP más les valdrá hacer un análisis serio de sus errores, porque está en juego su propia supervivencia.

En Ciudadanos pueden estar moderadamente satisfechos porque progresan adecuadamente y le pisan los talones al PP, pero están lejos del objetivo que se habían propuesto de echar a Pedro Sánchez y gobernar.

En Vox también pueden estar satisfechos, pero que no lancen las campanas al vuelo, su crecimiento ha sido menor del que esperaban y han comprobado que tienen más capacidad de movilizar el voto en su contra que a favor, lo que les presenta un futuro problemático.

En Unidas Podemos pueden sentir alivio, la pérdida de votos ha sido menor de la anunciada por algunas encuestas y les permite mantener un papel de protagonista secundario en la legislatura que se inicia. Pero, como todos, necesitan reflexionar y sacar enseñanzas para el futuro.

Algunas conclusiones.

Los cambios en el panorama electoral han sido menores que los que pronosticaban algunas encuestas. No hay un giro hacia la derecha, aunque una parte del electorado de derecha se ha radicalizado y eso explica el auge de Vox, que avanza a costa del PP. La mayoría del electorado sigue basculando hacia el centro izquierda y gana las elecciones quien logre morder más porción del centro. La derechización de los mensajes del PP y de Ciudadanos ha dejado expedita buena parte del centro al PSOE. Por otro lado, una vez más, como es habitual sin ser ley inexorable, el aumento de participación, la movilización electoral, se produce sobre todo en la izquierda, ante el temor del triunfo de una derecha radicalizada, y beneficia sobre todo al PSOE.

Las dos Españas.

Además de izquierda y derecha, hay otro factor de división en relación con el tema territorial. Hay una serie de comunidades donde cuando la derecha radicaliza su discurso nacionalista español pierde representación a borbotones y peligra su propia presencia. Sucede, en mayor o menor medida, en Cataluña, en el País Vasco, en Navarra, en la Comunidad Valenciana, en Canarias, no necesariamente a favor de fuerzas nacionalistas o independentistas, también a favor de partidos regionalistas o federalistas.

En otras comunidades, en cambio, el discurso nacionalista español tiene una potencial clientela y funciona electoralmente: las dos Castillas, Andalucía, Extremadura, Galicia. Estas diferencias hacen todavía más complejo el sistema político español, ya que los subsistemas de partidos en las comunidades autónomas cada vez se diferencian más.

En Cataluña ha triunfado la vía más posibilista de ERC frente a la unilateralista de Puigdemont y Torra. No deja de ser paradójico que quienes históricamente han mantenido la vía independentista aparezcan hoy como más moderados y abiertos a la negociación, mientras que los antiguos autonomistas, fruto de una huída hacia adelante para afrontar su propia crisis (que tiene que ver con el agotamiento de la vía autonomista, pero también con la corrupción), aparezcan como más radicales.

Qué Gobierno.

Se mantiene la incógnita sobre qué ejecutivo se pueda formar, que con toda probabilidad no se pactará antes del 26 de mayo, una vez celebradas las elecciones europeas, autonómicas y locales. En todo caso, nadie tiene mayoría absoluta así que muy probablemente perezca la anomalía convertida en costumbre de que el Gobierno de España sea monocolor y evite las coaliciones que son regla en la mayoría de los países europeos. Hay dos coaliciones posibles. PSOE con Ciudadanos, la que han señalado como más conveniente en aras de la estabilidad diversos medios de comunicación internacionales y verían con agrado las élites económicas, que tendría mayoría absoluta, pero que se ve dificultada por el disparo en el propio pie que se hizo Ciudadanos al proclamar que su objetivo era echar a Pedro Sánchez y en ningún caso pactar con él. Otra dificultad es que, si Pedro Sánchez quiere calmar el avispero catalán, no lo puede hacer gobernando con Ciudadanos que tiene una postura inflexible al respecto. La otra coalición es la del PSOE con Unidas Podemos, preferida por sus bases y votantes, pero que no tiene mayoría y necesita del apoyo o la abstención de otros partidos nacionalistas, regionalistas o incluso independentistas.

Valoración en Navarra.

La Comunidad Foral no se sustrae de la tendencia general, con algunas pequeñas matizaciones. El PSOE crece más que la media y se acerca a los resultados de muchos años atrás, después de un largo período de declive. Y tenemos dos coaliciones electorales que prueban la premisa de que las coaliciones no siempre suman, bien porque algunos de los posibles votantes de los partidos coaligados rechazan a los socios, bien porque la coalición despista a votantes que no se han enterado de la nueva sigla y no encuentran en el colegio electoral la papeleta que buscan. Ambas cosas, en mayor o medida, han podido afectar a Navarra Suma, que pese a su nombre no ha sumado todo lo que esperaba. No obtiene mal resultado ya que conserva dos diputados y tres senadores, pero pierde veinte mil votos que daba la suma de sus componentes hace cuatro años. Y también a Cambio/Aldaketa, la coalición para el Senado del cuatripartito foral, que pierde unos cuarenta mil votos respecto de la suma de sus socios en el Congreso; presumiblemente, unos diez mil de ellos han sido “voto útil” al PSOE.

Extrapolación para las elecciones de mayo.

Se equivocarán quienes se lancen a encender la calculadora para comprobar qué composición del Parlamento de Navarra darían los resultados electorales de ayer. Los resultados de las elecciones generales no son extrapolables a las elecciones forales. Históricamente los electores tienen un comportamiento distinto ante unas y otras convocatorias. En resumen:

-UPN, normalmente en coalición con el PP, no suele tener una gran variación de voto entre elecciones generales y forales, pero cuando la tiene es porque cosecha mejor resultado en las generales. Así que lo previsible es que el 26 de mayo Navarra Suma obtenga un resultado similar al del 28 de abril, o quizás sufra un pequeño descenso.

-PSOE siempre ha tenido mucho mejor resultado en las elecciones generales que en las forales, la diferencia ha llegado incluso hasta los 50.000 votos. Así que es previsible que el 26 de mayo tenga menos votos que el 28 de abril. ¿Cuántos menos? Ya veremos.

-Los nacionalistas vascos, al contrario, siempre han tenido mucho mejor resultado en las elecciones forales que en las generales, con diferencias que alcanzan hasta los 40.000 votos. Y las diferencias se extienden también a qué fuerza obtiene mejor resultado. EH Bildu y sus antecesores han tenido mejores resultados en las generales que Geroa Bai y sus antecesores, y viceversa. Así que es previsible que el 26 de mayo tanto Geroa Bai como EH Bildu tengan bastantes más votos que el 28 de abril, y es arriesgado vaticinar cuál de ambas coaliciones tendrá mejor resultado.

-Izquierda Unida históricamente no ha tenido grandes variaciones entre unas y otras elecciones, pero cuando las ha tenido ha sido porque obtiene mejor resultado en las elecciones forales que en las generales, en las cuales sufre sistemáticamente el efecto de “voto útil” hacia el PSOE. Es previsible que el 26 de mayo Izquierda-Ezkerra mantenga su actual representación e incluso que la mejore, recibiendo parte del voto desencantado de Podemos por la crisis interna que ha arrastrado este partido durante toda la legislatura en Navarra, y algo de voto prestado al PSOE en las generales.

-Podemos tiene un recorrido histórico más limitado por lo que es más arriesgado hacer predicciones. De momento, ha tenido mejor resultado en elecciones generales que en elecciones forales. El 26 de mayo concurre al Parlamento de Navarra en solitario, sin Izquierda Unida y Batzarre con quienes iba en coalición el 28 de abril. Es previsible, por tanto, que el voto de Unidas Podemos se divida y que Podemos, como anuncian las encuestas, tenga peor resultado que hace cuatro años debido a su crisis interna. Que los críticos de Podemos liderados por Laura Pérez Ruano no hayan conseguido formar otra lista les beneficia en cuanto a retener parte de su voto anterior.

-Vox es una completa incógnita ya que no  hay precedentes históricos que examinar. En las elecciones generales, en la primera ocasión en que se presentaba en Navarra, ha obtenido un 4,83 %. Si mantuviera el voto entraría en el Parlamento de Navarra, el mínimo es del 3 %, pero no en los ayuntamientos donde el mínimo es del 5 %. Pero parece más probable que no mantenga todo el voto del 28 de abril al tratarse de un partido de ámbito nacional (y de discurso rabiosamente nacionalista), ya que la norma en estos casos es tener peor resultado en el ámbito autonómico y local. Puede que entre en el Parlamento de Navarra y puede que no.

En resumen, las elecciones forales del 26 de mayo siguen muy abiertas y es muy arriesgado hacer previsiones sobre qué eventual mayoría podría formar Gobierno. Cabe la reedición del cuatripartito de 2015 (aunque muy posiblemente sus socios exijan a Geroa Bai entrar en el ejecutivo), cabe una coalición pivotada sobre Geroa Bai y PSOE, es dudoso el apoyo de Podemos o Izquierda-Ezkerra, cabe una coalición entre Navarra Suma y PSOE, muy improbable dada la composición de la primera… La solución, dentro de un mes.


jueves, 7 de marzo de 2019

La Justicia como espectáculo



Cometeré la inmodestia de citar un párrafo de mi novela El rey de Andorra:

"—Nada menos fiable que los relatos de los testigos —me dijo—. Si tienes cuatro testigos presenciales, probablemente tengas cuatro versiones diferentes de los mismos hechos.
Según me decía, todos estamos convencidos de recordar perfectamente las cosas que hemos presenciado personalmente y podemos jurar sobre la Biblia que lo que contamos es cierto. Lo que cuentan los testigos que comparecen ante un juez y narran lo que han visto suele tomarse como la prueba más concluyente de los hechos que se están juzgando. Cuántos sospechosos han sido condenados solo por el testimonio de dos o tres personas que les identifican sin lugar a dudas, y cuántos condenados eran inocentes. Desde que se utilizan las pruebas de ADN, decía Ignacio, muchas veces se ha comprobado que los testigos se equivocaban. O mentían, pero más normalmente solo se equivocaban. Está más que comprobado científicamente que la percepción, y mucho más la memoria, nos traicionan. A menudo dos testigos de los mismos hechos no perciben lo mismo y no dan la misma versión. Y una misma persona no cuenta lo mismo en el momento inmediato de producirse los hechos que una semana después, o que un año después. Todos vamos reelaborando los recuerdos y lo que creemos que es un recuerdo exacto de lo que vimos, grabado en nuestra memoria como en una fotografía, solo es la versión que hemos ido procesando en nuestro cerebro añadiendo datos nuevos y nuevas interpretaciones de lo que vimos o escuchamos y olvidando algunos de los elementos originales.
—Esto, los abogados lo sabéis perfectamente —decía Ignacio—, y lo saben los policías, y los jueces, y los fiscales. No lo saben siempre los jurados, que tienden a creer a los testigos pese a que, en realidad, son la prueba más débil que existe".

Esto que también sabe cualquier psicólogo y cualquier criminólogo, es conscientemente ignorado por los medios de comunicación. Estos días nos retransmiten las vistas del juicio por la supuesta rebelión en Cataluña. Qué gran ejercicio de transparencia, piensan algunos. La Justicia actuando a la vista de todos, sin trampa ni cartón.

En realidad, lo que nos ofrecen es, justamente, la parte más engañosa. Las declaraciones de los testigos, además de la de los encausados. Las pruebas menos fiables. A estas alturas ya es notorio que algunos testigos no han querido responder a lo que les preguntaban, que se contradicen con lo que dijeron antes del juicio, que se contradicen entre ellos. Los telespectadores reciben información averiada. No tienen acceso a las demás pruebas, los informes, los documentos, las grabaciones, las pericias, que acabarán siendo más relevantes en la sentencia que se dicte que las declaraciones prestadas ante el tribunal. Pero qué más da. El desfile de los testigos es puro espectáculo, que es a lo que se dedica la televisión, aunque a veces pretenda que está informando. El televidente ya ha cultivado y repartido sus simpatías y antipatías por los acusados, los testigos, los fiscales, los abogados, los jueces. Los periodistas, dependiendo de para qué medio trabajen, ya anticipan si están quedando acreditadas las afirmaciones de las acusaciones o de las defensas, a qué parte beneficia o perjudica cada testimonio.

Como ha sucedido en la política, que la televisión ha convertido el parlamento en un circo y no en un lugar de debate, quizás pronto comprobemos que la Justicia también ha devenido en mero entretenimiento. Puede que el mejor servicio que se pueda hacer al buen funcionamiento del Estado de derecho, y en particular al derecho de los ciudadanos de recibir una información veraz, sea prohibir las cámaras de televisión en los parlamentos y en los tribunales.

jueves, 14 de febrero de 2019

En el Tribunal Supremo



Las imágenes por televisión del juicio que se celebra en el Tribunal Supremo estos días me han hecho recordar la única ocasión en que visité ese edificio. Fue hace casi 27 años. Me había presentado a una convocatoria para el ingreso en la carrera judicial. En aquella época, la ley establecía que dos tercios de las plazas de jueces se cubrían por oposición y otro tercio por concurso de méritos “para juristas de reconocida competencia” con seis años, al menos, de ejercicio profesional. Yo llevaba más de seis años de ejercicio, ya había sacado por oposición una plaza de funcionario años atrás y no tenía la intención de volver a estudiar, pero pensé que no perdía nada presentándome al concurso. Simplemente había que presentar justificación de los méritos de acuerdo con el correspondiente baremo, unos cuantos documentos que, precisaba la convocatoria, una vez empaquetados no debían superar los 45 centímetros de largo, 35 centímetros de ancho y 25 centímetros de alto, y con un peso no superior a los tres kilogramos cada paquete. Yo no tenía tantos méritos como para no caber en un paquete tal, así que reuní los papeles y los presenté.

Decían las normas de la convocatoria que los aspirantes que superaran una puntuación mínima fijada por el tribunal calificador serían convocados para mantener una entrevista de una duración máxima de una hora “con objeto de valorar adecuadamente los méritos alegados y, en función de los mismos, su aptitud para acceder a la carrera judicial”. Efectivamente, me convocaron a que acudiera a la sede del Tribunal Supremo en Madrid. Me presenté allí y, en el rato que me tocó esperar en el pasillo con otros aspirantes, me contaron que, en realidad, el tribunal calificador no hacía ninguna entrevista sino que hacía un examen a los aspirantes, les hacía preguntas sobre temas de derecho. También me contaron, todo el mundo lo sabía, que el turno supuestamente para juristas de reconocida competencia se utilizaba para promover a jueces a los secretarios judiciales, que raro sería que alguien que no fuera secretario judicial fuese aprobado. Todo ello en notorio fraude de lo que decía la ley, pero cualquiera se queja en esas circunstancias.

Cuando me tocó el turno, entré con el ánimo no muy alto. En una de esas solemnes y decrépitas salas de vistas comparecí ante el no menos solemne tribunal calificador, presidido por un magistrado del Tribunal Supremo. Tal como me habían advertido, no se interesó lo más mínimo por los méritos que yo había alegado en un paquete de menos de tres kilos de peso, y me hicieron algunas preguntas generales de derecho que contesté como pude. Solo recuerdo que me preguntaron si el Estado tiene personalidad jurídica, que es una cuestión controvertida que da para varias tesis doctorales.

Por supuesto, no fui aprobado. Un par de años más tarde se modificó la ley y se suprimió el turno de concurso de méritos para el ingreso de los jueces, reemplazado por otro turno mediante concurso-oposición. Se mantuvo el concurso para ingreso en la superior categoría de magistrados, para juristas con diez años de ejercicio, pero el legislador, sin duda escarmentado por las prácticas anteriores, introdujo una disposición muy precisa: “La entrevista tendrá como exclusivo objeto el acreditar la realidad de la formación jurídica y capacidad para ingresar en la Carrera Judicial, aducida a través de los méritos alegados, y no podrá convertirse en un examen general de conocimientos jurídicos”.

Que los jueces fueran los primeros en saltarse la ley no contribuyó nada a mejorar mi percepción sobre el Poder Judicial (me resisto a llamarlo “la Justicia”). Y desde entonces he tenido algunas otras experiencias que me hacen recordar, a menudo, las palabras del libro del Eclesiastés: “Yo he visto algo más bajo el sol, en lugar del derecho, la maldad, y en lugar de la justicia, la iniquidad”. O, como dice un antiguo refrán: “La justicia es muy buena, pero en casa ajena”.

miércoles, 13 de febrero de 2019

La dictadura económica



«Salta a los ojos de todos, en primer lugar, que en nuestros tiempos no sólo se acumulan riquezas, sino que también se acumula una descomunal y tiránica potencia económica en manos de unos pocos, que la mayor parte de las veces no son dueños, sino sólo custodios y administradores de una riqueza en depósito, que ellos manejan a su voluntad y arbitrio.

Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos que, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre él, se apoderan también de las finanzas y señorean sobre el crédito, y por esta razón administran, diríase, la sangre de que vive toda la economía y tienen en sus manos así como el alma de la misma, de tal modo que nadie puede ni aun respirar contra su voluntad.

Esta acumulación de poder y de recursos, nota casi característica de la economía contemporánea, es el fruto natural de la limitada libertad de los competidores, de la que han sobrevivido sólo los más poderosos, lo que con frecuencia es tanto como decir los más violentos y los más desprovistos de conciencia.

Tal acumulación de riquezas y de poder origina, a su vez, tres tipos de lucha: se lucha en primer lugar por la hegemonía económica; se entabla luego el rudo combate para adueñarse del poder público, para poder abusar de su influencia y autoridad en los conflictos económicos; finalmente, pugnan entre sí los diferentes Estados, ya porque las naciones emplean su fuerza y su política para promover cada cual los intereses económicos de sus súbditos, ya porque tratan de dirimir las controversias políticas surgidas entre las naciones, recurriendo a su poderío y recursos económicos.

Ultimas consecuencias del espíritu individualista en economía, (...) son esas que vosotros mismos no sólo estáis viendo, sino también padeciendo: la libre concurrencia se ha destruido a sí misma; la dictadura económica se ha adueñado del mercado libre; por consiguiente, al deseo de lucro ha sucedido la desenfrenada ambición de poderío; la economía toda se ha hecho horrendamente dura, cruel, atroz.

A esto se añaden los daños gravísimos que han surgido de la deplorable mezcla y confusión entre las atribuciones y cargas del Estado y las de la economía, entre los cuales daños, uno de los más graves, se halla una cierta caída del prestigio del Estado, que, libre de todo interés de partes y atento exclusivamente al bien común a la justicia debería ocupar el elevado puesto de rector y supremo árbitro de las cosas; se hace, por el contrario, esclavo, entregado y vendido a la pasión y a las ambiciones humanas.

Por lo que atañe a las naciones en sus relaciones mutuas, de una misma fuente manan dos ríos diversos: por un lado, el "nacionalismo" o también el "imperialismo económico"; del otro, el no menos funesto y execrable "internacionalismo" o "imperialismo" internacional del dinero, para el cual, donde el bien, allí la patria».

¿De quién es este texto? Suena a Marx, suena a Bakunin, pero también a Chomsky, ATTAC o el 15-M, en todo caso en estos tiempos suena a extremismo y radicalismo de izquierdas. Suena en todo caso a una descripción de la crisis económica iniciada en 2007.

Pero es simplemente una cita de la encíclica Quadragesimo Anno publicada por el papa Pío XI en 1931 y que describe la situación derivada de la crisis de 1929. ¿La habrán leído esos ilustres políticos que pertenecen a partidos de supuesta inspiración cristiana pero que el único evangelio que predican es el neoliberal? ¿Lo habrán leído Pablo Casado o Santiago Abascal?