lunes, 29 de abril de 2019

Día de resaca electoral: mi valoración.





Mi valoración general.

Gana Pedro Sánchez, pierde Pablo Casado. Ambos han sido promovidos al liderazgo de su respectivo partido recientemente, venciendo al equipo de dirección anterior, y se jugaban la confirmación frente a sus rivales internos.

En el PSOE pueden estar contentos con motivo y celebrarlo, pero en política los triunfos duran poco y pasada la primera euforia los problemas siguen estando ahí, en este caso, la dificultad de formar gobierno al estar lejos de la mayoría absoluta en el Congreso.

En el PP más les valdrá hacer un análisis serio de sus errores, porque está en juego su propia supervivencia.

En Ciudadanos pueden estar moderadamente satisfechos porque progresan adecuadamente y le pisan los talones al PP, pero están lejos del objetivo que se habían propuesto de echar a Pedro Sánchez y gobernar.

En Vox también pueden estar satisfechos, pero que no lancen las campanas al vuelo, su crecimiento ha sido menor del que esperaban y han comprobado que tienen más capacidad de movilizar el voto en su contra que a favor, lo que les presenta un futuro problemático.

En Unidas Podemos pueden sentir alivio, la pérdida de votos ha sido menor de la anunciada por algunas encuestas y les permite mantener un papel de protagonista secundario en la legislatura que se inicia. Pero, como todos, necesitan reflexionar y sacar enseñanzas para el futuro.

Algunas conclusiones.

Los cambios en el panorama electoral han sido menores que los que pronosticaban algunas encuestas. No hay un giro hacia la derecha, aunque una parte del electorado de derecha se ha radicalizado y eso explica el auge de Vox, que avanza a costa del PP. La mayoría del electorado sigue basculando hacia el centro izquierda y gana las elecciones quien logre morder más porción del centro. La derechización de los mensajes del PP y de Ciudadanos ha dejado expedita buena parte del centro al PSOE. Por otro lado, una vez más, como es habitual sin ser ley inexorable, el aumento de participación, la movilización electoral, se produce sobre todo en la izquierda, ante el temor del triunfo de una derecha radicalizada, y beneficia sobre todo al PSOE.

Las dos Españas.

Además de izquierda y derecha, hay otro factor de división en relación con el tema territorial. Hay una serie de comunidades donde cuando la derecha radicaliza su discurso nacionalista español pierde representación a borbotones y peligra su propia presencia. Sucede, en mayor o menor medida, en Cataluña, en el País Vasco, en Navarra, en la Comunidad Valenciana, en Canarias, no necesariamente a favor de fuerzas nacionalistas o independentistas, también a favor de partidos regionalistas o federalistas.

En otras comunidades, en cambio, el discurso nacionalista español tiene una potencial clientela y funciona electoralmente: las dos Castillas, Andalucía, Extremadura, Galicia. Estas diferencias hacen todavía más complejo el sistema político español, ya que los subsistemas de partidos en las comunidades autónomas cada vez se diferencian más.

En Cataluña ha triunfado la vía más posibilista de ERC frente a la unilateralista de Puigdemont y Torra. No deja de ser paradójico que quienes históricamente han mantenido la vía independentista aparezcan hoy como más moderados y abiertos a la negociación, mientras que los antiguos autonomistas, fruto de una huída hacia adelante para afrontar su propia crisis (que tiene que ver con el agotamiento de la vía autonomista, pero también con la corrupción), aparezcan como más radicales.

Qué Gobierno.

Se mantiene la incógnita sobre qué ejecutivo se pueda formar, que con toda probabilidad no se pactará antes del 26 de mayo, una vez celebradas las elecciones europeas, autonómicas y locales. En todo caso, nadie tiene mayoría absoluta así que muy probablemente perezca la anomalía convertida en costumbre de que el Gobierno de España sea monocolor y evite las coaliciones que son regla en la mayoría de los países europeos. Hay dos coaliciones posibles. PSOE con Ciudadanos, la que han señalado como más conveniente en aras de la estabilidad diversos medios de comunicación internacionales y verían con agrado las élites económicas, que tendría mayoría absoluta, pero que se ve dificultada por el disparo en el propio pie que se hizo Ciudadanos al proclamar que su objetivo era echar a Pedro Sánchez y en ningún caso pactar con él. Otra dificultad es que, si Pedro Sánchez quiere calmar el avispero catalán, no lo puede hacer gobernando con Ciudadanos que tiene una postura inflexible al respecto. La otra coalición es la del PSOE con Unidas Podemos, preferida por sus bases y votantes, pero que no tiene mayoría y necesita del apoyo o la abstención de otros partidos nacionalistas, regionalistas o incluso independentistas.

Valoración en Navarra.

La Comunidad Foral no se sustrae de la tendencia general, con algunas pequeñas matizaciones. El PSOE crece más que la media y se acerca a los resultados de muchos años atrás, después de un largo período de declive. Y tenemos dos coaliciones electorales que prueban la premisa de que las coaliciones no siempre suman, bien porque algunos de los posibles votantes de los partidos coaligados rechazan a los socios, bien porque la coalición despista a votantes que no se han enterado de la nueva sigla y no encuentran en el colegio electoral la papeleta que buscan. Ambas cosas, en mayor o medida, han podido afectar a Navarra Suma, que pese a su nombre no ha sumado todo lo que esperaba. No obtiene mal resultado ya que conserva dos diputados y tres senadores, pero pierde veinte mil votos que daba la suma de sus componentes hace cuatro años. Y también a Cambio/Aldaketa, la coalición para el Senado del cuatripartito foral, que pierde unos cuarenta mil votos respecto de la suma de sus socios en el Congreso; presumiblemente, unos diez mil de ellos han sido “voto útil” al PSOE.

Extrapolación para las elecciones de mayo.

Se equivocarán quienes se lancen a encender la calculadora para comprobar qué composición del Parlamento de Navarra darían los resultados electorales de ayer. Los resultados de las elecciones generales no son extrapolables a las elecciones forales. Históricamente los electores tienen un comportamiento distinto ante unas y otras convocatorias. En resumen:

-UPN, normalmente en coalición con el PP, no suele tener una gran variación de voto entre elecciones generales y forales, pero cuando la tiene es porque cosecha mejor resultado en las generales. Así que lo previsible es que el 26 de mayo Navarra Suma obtenga un resultado similar al del 28 de abril, o quizás sufra un pequeño descenso.

-PSOE siempre ha tenido mucho mejor resultado en las elecciones generales que en las forales, la diferencia ha llegado incluso hasta los 50.000 votos. Así que es previsible que el 26 de mayo tenga menos votos que el 28 de abril. ¿Cuántos menos? Ya veremos.

-Los nacionalistas vascos, al contrario, siempre han tenido mucho mejor resultado en las elecciones forales que en las generales, con diferencias que alcanzan hasta los 40.000 votos. Y las diferencias se extienden también a qué fuerza obtiene mejor resultado. EH Bildu y sus antecesores han tenido mejores resultados en las generales que Geroa Bai y sus antecesores, y viceversa. Así que es previsible que el 26 de mayo tanto Geroa Bai como EH Bildu tengan bastantes más votos que el 28 de abril, y es arriesgado vaticinar cuál de ambas coaliciones tendrá mejor resultado.

-Izquierda Unida históricamente no ha tenido grandes variaciones entre unas y otras elecciones, pero cuando las ha tenido ha sido porque obtiene mejor resultado en las elecciones forales que en las generales, en las cuales sufre sistemáticamente el efecto de “voto útil” hacia el PSOE. Es previsible que el 26 de mayo Izquierda-Ezkerra mantenga su actual representación e incluso que la mejore, recibiendo parte del voto desencantado de Podemos por la crisis interna que ha arrastrado este partido durante toda la legislatura en Navarra, y algo de voto prestado al PSOE en las generales.

-Podemos tiene un recorrido histórico más limitado por lo que es más arriesgado hacer predicciones. De momento, ha tenido mejor resultado en elecciones generales que en elecciones forales. El 26 de mayo concurre al Parlamento de Navarra en solitario, sin Izquierda Unida y Batzarre con quienes iba en coalición el 28 de abril. Es previsible, por tanto, que el voto de Unidas Podemos se divida y que Podemos, como anuncian las encuestas, tenga peor resultado que hace cuatro años debido a su crisis interna. Que los críticos de Podemos liderados por Laura Pérez Ruano no hayan conseguido formar otra lista les beneficia en cuanto a retener parte de su voto anterior.

-Vox es una completa incógnita ya que no  hay precedentes históricos que examinar. En las elecciones generales, en la primera ocasión en que se presentaba en Navarra, ha obtenido un 4,83 %. Si mantuviera el voto entraría en el Parlamento de Navarra, el mínimo es del 3 %, pero no en los ayuntamientos donde el mínimo es del 5 %. Pero parece más probable que no mantenga todo el voto del 28 de abril al tratarse de un partido de ámbito nacional (y de discurso rabiosamente nacionalista), ya que la norma en estos casos es tener peor resultado en el ámbito autonómico y local. Puede que entre en el Parlamento de Navarra y puede que no.

En resumen, las elecciones forales del 26 de mayo siguen muy abiertas y es muy arriesgado hacer previsiones sobre qué eventual mayoría podría formar Gobierno. Cabe la reedición del cuatripartito de 2015 (aunque muy posiblemente sus socios exijan a Geroa Bai entrar en el ejecutivo), cabe una coalición pivotada sobre Geroa Bai y PSOE, es dudoso el apoyo de Podemos o Izquierda-Ezkerra, cabe una coalición entre Navarra Suma y PSOE, muy improbable dada la composición de la primera… La solución, dentro de un mes.