sábado, 4 de abril de 2020

Escrito durante el coronavirus 23

Ayer leí en algún sitio que estamos acabando la tercera semana de confinamiento y me sorprendió. ¿Tres semanas ya? El tiempo pasa volando. Creo que podré resistir las otras tres semanas de reclusión que nos anuncian como cosa hecha. O quizás el daño neurológico sea ya irreversible. Veremos.

Hoy, cuarto día del cuarto mes, es el cuarto escalón de la escalera sanferminera (uno de enero, dos de febrero…). Normalmente no lo celebro, a mí me gustan los sanfermines del seis al catorce de julio, pero eso de estar celebrándolos todo el año con cualquier excusa me parece excesivo. No obstante, la necesidad de buscar ocupaciones para entretener la reclusión me ha hecho caer en la tentación de celebrarlo con blogsanfermin.com, así que les he enviado un microrrelato sanferminero y he colgado sendos mensajes en Facebook y Twitter con el hashtag #challenge4escalon2020. Por otro lado, coincide que en Diario de Noticias publican hoy la charla/reportaje que, con motivo del cuarto escalón, ha redactado Tim Pinks en torno a mi libro Hemingway en los sanfermines. Y además, Nafarra, una página de Facebook dedicada a temas navarros, como su propio nombre indica, hace un sorteo de un ejemplar del libro también para celebrar el escalón. Ya envuelto en el ambiente, en el encuentro cibernético de Poetas con Sombrero de hoy, he decidido leer un fragmento de ¡El chupinazo! Navarra, historia y leyenda en piedra, una monumental y poco conocida epopeya en verso de Manuel Martínez Fernández de Bobadilla. Lo de salir al balcón disfrazado de blanco, que algunos han convocado, ya me parece un poco enfermizo. A este paso, si el cinco de mayo seguimos encerrados y mantenemos este ritmo, no sé si echaré de menos los sanfermines si no se celebran este año, al contrario, puede que ya tenga un empacho.

Con esto de celebrar virtualmente lo que no podemos celebrar presencialmente, se me ha ocurrido que si las amenazas que se ciernen en el horizonte se cumplen y en julio no tenemos sanfermines, probablemente los podremos sustituir por unos sanfermines virtuales o unos sanfermines sucedáneos con actos presenciales en la medida en que sea posible. En su caso, con almuerzo por Skype, chupinazos disparados masivamente desde los balcones, Riau-riau desde ventanas, miradores y terrazas (a lo mejor saco mi frac de concejal del armario para la ocasión), re-visionado de encierros enlatados por televisión, verbenas balcónicas y alcoholismo casero. A lo mejor, para entonces, le hemos cogido el gustico a la fiesta en casa y ni necesitamos salir a la calle.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario