sábado, 18 de abril de 2020

Escrito durante el coronavirus 35

Como hoy es sábado tocaba video encuentro de Poetas con Sombrero. Hemos introducido una sección nueva, y es la presentación de un libro antes de pasar a leer poemas, tarea en la que nos iremos turnando. Me ha correspondido el honor de ir el primero y he presentado mi último libro publicado, Hemingway en los sanfermines (puede comprarse aquí). Con ese motivo los asistentes se han ataviado con pañuelos rojos, yo he preferido rescatar del armario mi chistera de concejal que no me ponía desde hace un par de décadas y que me aprieta un poco, quizás me haya crecido la cabeza desde entonces. En el libro cuento la historia del famoso escritor en Pamplona y analizo su legado a la ciudad y a sus fiestas. También desmonto una buena cantidad de bulos y leyendas que se han ido creando a su alrededor. La publicación del libro, el pasado mes de noviembre, ha despertado bastante interés entre los medios de comunicación, parece que el nombre de Hemingway vende mucho, y en estos pasados meses he hecho muchas más entrevistas para periódicos, radios y televisiones de lo que había supuesto. Otra cosa es que se venda… Esperábamos poder promocionarlo en la Feria del Libro y en los próximos sanfermines, cuando acuden a Pamplona miles de guiris admiradores de Hemingway, pero el coronavirus nos ha chafado el plan por el momento. Habrá que esperar a otras ferias.

Como el encuentro es de poetas, he acabado leyendo un poema de Hemingway, que también fue poeta aunque es una faceta suya poco conocida. He leído, en castellano (me he atrevido a traducir del inglés), un poema publicado en 1923 titulado Roosevelt, dedicado a Theodore Roosevelt, que fue presidente de los Estados Unidos entre 1901 y 1909. Un hombre al que Hemingway admiraba ya que era tan aventurero como él; además de político fue explorador, cazador, escritor, y mandó un regimiento de voluntarios en Cuba durante la guerra hispano-norteamericana de 1898, ganándose una reputación de héroe. En la I Guerra Mundial, pese a que ya tenía una edad, quiso también acudir a Francia a combatir con su regimiento de caballería, pero el presidente Wilson no lo autorizó.

El poema dice así:

Workingmen believed
He busted trusts,
And put his picture in their windows.
'What he’d have done in France!'
They said.
Perhaps he would—
He could have died
Perhaps,
Though generals rarely die except in bed,
As he did finally.
And all the legends that he started in his life
Live on and prosper,
Unhampered now by his existence.

Los trabajadores creían
que rompió los trust,
y pusieron su foto en sus ventanas.
¡Lo que ha hecho en Francia!
Decían.
Quizás él podría...
Pudo haber muerto,
tal vez,
aunque los generales rara vez mueren,
salvo en la cama,
como él hizo finalmente.
Y todas las leyendas que suscitó en su vida continúan vivas y florecientes,
liberadas ahora de su existencia.


Las últimas estrofas suelen ser citadas para indicar que, pese a estar dedicadas a Roosevelt, en realidad Hemingway hace por anticipado una buena descripción de sí mismo. Le gustaba crearse leyendas, y después de su muerte esas leyendas, y muchas más que han inventado otros, gozan de excelente salud.

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