sábado, 16 de mayo de 2020

Escrito durante el coronavirus 58


La mala noticia de hoy ha sido la muerte de Julio Anguita. La he sentido, entre otras cosas, porque compartía militancia con él en Izquierda Unida, pero creo que ha estado muy extendido el pesar por su fallecimiento ya que, más allá de la ideología de cada cual, era un hombre que había conseguido el respeto general por su coherencia, compromiso y honradez. Aunque yo había sido votante desde su inicio, recuerdo perfectamente que me decidí a militar en Izquierda Unida, hace ya 27 años, después de escuchar hablar a Julio Anguita en la Sala Runa de Pamplona. Un local reducido, por lo cual todos los asistentes lo teníamos muy cerca. Me convenció su discurso claro, directo, sensato, tanto como para dar el paso de comprometerme. Pienso que, inevitablemente, en su labor como coordinador general tuvo sus desaciertos, le tocó una época muy compleja y yo no siempre compartí sus decisiones y propuestas. Pero en todo caso creo que constituye todo un ejemplo de cómo ha de ser un político, y estoy muy satisfecho de haber trabajado en el mismo proyecto que él. Después de abandonar sus cargos y retirarse de la primera línea, supo no convertirse en uno de esos jarrones chinos en que devienen tantos líderes políticos. Siguió siendo un maestro, el oficio del que se jubiló rechazando cualquier otra pensión porque pensaba que la que le correspondía como funcionario docente le era suficiente, ofreciendo sus reflexiones y participando como ciudadano de a pie en la vida política. Hace años tuve la ocasión de volver a oírle en directo y de muy cerca, en unas jornadas en Córdoba, su ciudad, y guardo una foto de aquella ocasión.

En la sesión de Poetas con Sombrero de hoy he leído un poema que el escritor y dirigente de Iniciativa per Catalunya, Francesc Pané, le dedicó en 1993:

Querido Julio,
se hizo el
corazón para el amor,
se hizo el
corazón para el deseo,
se hizo el
mundo para el corazón y
las ideas
y la sangre y
los altos pensamientos.
¡Que tu corazón es
marinero y sabe a gloria
del mar. Y a viento de
limpieza!

Le echaremos de menos.


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