Aleluya.
Mañana damos el primer paso hacia el desconfinamiento. Podremos salir a pasear.
Me gustaría ser como los de municipios de menos de 5.000 habitantes, que pueden
elegir hora entre las 6:00 y las 23:00, pero resulta que en Pamplona me sobran unos
194.000 vecinos. No importa, ya me he hecho a la idea de que voy en el turno de
tarde, de 20:00 a 23:00, porque lo de madrugar me sienta muy mal. Una de las
pocas cosas buenas del encierro domiciliario es que no tengo que madrugar. Así
que mañana a las 20:05, después de los aplausos, me lanzo a la calle. Ya he
calculado, gracias a https://1km.geomatico.es/,
el kilómetro a la redonda que me corresponde. Puedo ir de la plaza de los
Fueros al estadio de El Sadar, de visitar al rector de la UPNA a visitar al rector
de la Universidad de Navarra, de los edificios inteligentes al cruce de la
NA-6001 con la NA-6003 en Donapea.
Lo que
veo peor es que para la desescalada se vayan a tener en cuenta las zonas
básicas de salud. Supongo que tiene su lógica, pero yo pertenezco a la de
Azpilagaña, que tiene unas cifras de incidencia del coronavirus malas. No por
mis vecinos más próximos, que todos nos portamos muy bien y estamos muy sanos,
sino porque abarca una parte de Iturrama, la zona de Abejeras, con una
población muy envejecida, y llega hasta la Casa de Misericordia, donde ha
habido mucha incidencia de contagios. Así que ya me hago idea de que cuando el
resto de Navarra ande por la fase 3 aquí estaremos todavía intentando salir de
la fase 0.
Y hoy
otro día de fiesta raro. Primero de Mayo, fiesta de los trabajadores. Otros
años he ido a la manifestación y a la comida, este año en casa siguiendo la jornada
por las redes sociales. Y con el complejo de ser poco trabajador, comparado con
toda esa gente de servicios esenciales, desde los sanitarios a los
supermercados, que se están dejando la vida y la salud por todos los demás. Las
cañas virtuales de hoy van por ellos.
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