Este
Gobierno me está defraudando. Oigo de continuo que es un Gobierno bolivariano y
socialcomunista que pacta con los etarras y que está implantando una dictadura
totalitaria, un Gobierno genocida que ha permitido a posta que el coronavirus
se extienda para facilitar sus turbios fines de dominación tiránica, pero lo
veo muy blandito, no está aplicando algunas medidas elementales que son de
primero de totalitarismo. No hay campos de concentración, ni fusilamientos, ni
noches de los cristales rotos, ni destitución de funcionarios desleales, ni
disolución de partidos y sindicatos desafectos. La oposición clama a diario
contra el Gobierno en emisoras de radio y televisión y periódicos que,
inexplicablemente, no han sido clausurados o incautados, y se manifiesta por la
calle sin que los antidisturbios los disuelvan con fuego real, con lo cual está
haciendo el mayor de los ridículos.
En
fin, a ver si el Gobierno se pone las pilas. Yo, por colaborar en lo que modestamente
pueda, he elaborado una lista de gente para cuando comiencen las detenciones y
deportaciones masivas. De momento va por categorías, más adelante ya
identificaremos con nombre y apellidos a quienes deben ser eliminados. Son los
siguientes.
—Quienes
escriben “haber” en lugar de “a ver”.
—Los que hacen comentarios en Facebook sin
haberse leído los comentarios anteriores al mismo post y se creen muy listos
adivinando algo que antes ya han adivinado otros doce.
—Los
que llevan mascarilla y se dejan la nariz fuera.
—Los
que pasean por las aceras ocupando todo el espacio y no dejan que les adelante
nadie.
—Los
que estacionan su cesta en medio de los pasillos del supermercado obstruyendo
el paso.
—Las
personas que salen a hacer deporte con mascarilla y se paran para quitársela y
fumar.
—Los que
siguen diciendo que el coronavirus lo crearon en un laboratorio.
—Los
ciclistas que invaden las zonas reservadas a los peatones.
—Los
peatones que invaden las zonas reservadas a los ciclistas.
—Quienes
pasean a su perro con una correa extensible que cruza de lado a lado toda la
acera.
—La
gente que te pide amistad en Facebook y en cuanto la aceptas te ofrece un
préstamo en inmejorables condiciones financieras.
—Los
padres que se creen que ya están en la fase 5 y sacan a sus hijos menores a
pasear a las ocho de la tarde.
—Los
que comparten un bulo en Facebook y cuando les dices que es un bulo, responden
que ya se lo habían imaginado, pero que lo han compartido “por si acaso”.
—La
gente que va andando por la calle como un zombi sin despegar la mirada de la pantalla
del móvil.
—Esos
que, sin conocerte personalmente, te hacen una videollamada sin avisar.
—Los
que solo toman café descafeinado, leche sin lactosa, cerveza sin alcohol,
hamburguesas sin carne, chocolate sin cacao y agua deshidratada.
—Los
que dicen que los musulmanes debieran irse a su país. A Musulmania, supongo.
—Quienes
ponen un mensaje a un escritor para decirle que su libro, que lo descargaron gratis
de una web pirata, les ha gustado mucho.
—Esas
personas que dicen “yo soy de los que pienso que…”.
—Los
que envían a tu móvil archivos que no se pueden abrir.
—Quien
organiza un crownfunding por su cumpleaños.
—Los
camareros que llaman “jefe” a los clientes.
—La
gente que habla a gritos por su móvil en el autobús o en el tren de modo que
todos los pasajeros se enteren de su vida.
—Las
personas que, hablando en castellano, pronuncian Spaiderman.
—Los
que, todo indignados, a diario cuelgan en las redes sociales vídeos de Ana Rosa
para que los veamos quienes no queremos ver a Ana Rosa.
—Quienes
dicen haber leído a Ortega y Gasset, a los dos.
—La
gente que te pone un mensaje preguntando algo y, seguidamente, se desconecta
durante varias horas o varios días.
—Los
que dicen que la única tortilla de verdad es la que no lleva cebolla.
—Los
que circulan en su coche con un reguetón sonando a todo volumen y con las
ventanillas bajadas.
—Los
que echan cubitos de hielo a una copa de vino.
—Empleados
de atención al cliente que, cuando llamas porque no tienes conexión a internet,
te insisten en que reinicies el ordenador y el router aunque les
expliques que ya lo has hecho tres veces.
—Los
que dicen “hay que poner en valor”.
—Quienes
todavía usan un palo selfie.
—Los
que no entienden la ironía ni el humor negro.
—Los
idiotas.
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