En
contra de otras opiniones que corren por las redes sociales, no considero que
constituya ninguna conducta irresponsable pensar en salir a almorzar, a comer o a cenar durante las fechas en que solemos honrar a San Fermín, aunque oficialmente no haya fiestas este año. De hecho, yo lo pienso hacer. El otro día llamé al restaurante donde
tengo la reserva para almorzar el día 6 de julio y les dije que no iremos a las
10:00 de la mañana, una hora intempestiva en ausencia de Chupinazo, pero sí a
comer a las 14:30 horas. Me parece normal que no nos permitan juntarnos a
20.000 personas en la plaza de toros, o a varios miles de espectadores apiñados
en la plaza del Ayuntamiento para ver disparar el cohete, o al gentío que se
congregaría en otros tantos acontecimientos de los que forman parte de las
fiestas de San Fermín. Para todo eso, esperaremos al año que viene y ojalá que
lo podamos hacer sin miedo al coronavirus porque ya haya sido controlado o
vencido. Pero si todo va como parece, el 6 de julio no habrá estado de alarma,
habremos salido de la fase 3 de la transición a la "nueva normalidad", y llevaremos
ya un par de semanas siendo otra vez normales. No hay razón para estar
recluidos y no poder salir a la calle, no poder tomar unas cañas y no poder
comer o cenar con los amigos. Como ya estamos haciendo.
Es
más, tengo intención de reunirme para comer en familia y de salir a cenar, ya
antes de las fechas sanfermineras, para celebrar mi cumpleaños, como todos los
años, que va a caer ya fuera del estado de alarma. He observado todas las
normas que nos han ido dictando sucesivamente para combatir el coronavirus; me
confiné en casa cuando hubo que hacerlo; no salí a pasear hasta que dijeron que
se podía salir, y salí a las horas que estaban permitidas mientras hubo franjas
horarias. Guardo la distancia recomendada y me compré mascarillas cuando las
hicieron obligatorias. Seguiré haciéndolo incluso en la nueva normalidad, respetaré
las normas que haya entonces. Me rociaré las manos de gel hidroalcohólico al
entrar en los supermercados y restaurantes, si hay que hacerlo, y me pondré
guantes cuando me lo ordenen; respetaré los aforos, donde los haya; me sentaré
a la mesa donde me digan y a las distancias que me marquen; consultaré el menú en
la pizarra, en el móvil o donde me indiquen que haya que hacerlo. Pagaré con
tarjeta si hay que hacerlo. Pero no voy a renunciar a llevar la vida más normal
que pueda, incluyendo mi apoyo de muchos años al sector de la hostelería, ni me
voy a inventar normas por mi cuenta sobre lo que se puede o no se puede hacer.
Es posible que las autoridades y los expertos que las asesoran se equivoquen
más de una vez, por exceso o por defecto, pero supongo que yo me equivocaré
menos veces si hago lo que me dicen y no pretendo saber más que ellos.
Eso
sí, respeto a quienes todavía prefieren no salir a las terrazas, prefieren no
ir a un restaurante y no piensan salir de casa del 6 al 14 de julio. Más fácil
nos lo ponen a los que sí vamos a salir para guardar las debidas distancias…
Triste que solo se piense en nuestro bien.
ResponderEliminarSi hay un pico de corona virus puede que haya personas que han estado en primera línea que se queden sin vacaciones....porque tienen que seguir en primera línea.
En algún momento pensaremos que también es nuestra obligación cuidar de quienes nos han cuidado?????