Albricias.
Ya estamos un poco más cerca del “cuando todo esto pase…”. A partir del lunes
en Navarra entramos en la fase 1. Hoy el BOE publica la Orden
SND/399/2020, de 9 de mayo, que lleva el hermoso título de “para la
flexibilización de determinadas restricciones de ámbito nacional, establecidas
tras la declaración del estado de alarma en aplicación de la fase 1 del Plan
para la transición hacia una nueva normalidad”. Estamos ansiosos de que nos
flexibilicen y nos neonormalicen. En las
redes sociales ya circulan las dudas habituales. ¿A qué hora se puede ir a una
terraza? A cualquiera, siempre y cuando esté abierta y encuentres sitio, ya que
tienen reducido el aforo al 50 %.
Hay
que explicar que tenemos dos órdenes ministeriales distintas, que regulan
actividades distintas, unas con horarios y otras sin horarios. La Orden
SND/380/2020, de 30 de abril, es la que puso las franjas horarias que hemos
ido aplicando esta última semana. Y esa orden regula “las condiciones en las
que se puede realizar actividad física no profesional al aire libre”. En román
paladino, las dos cosas a que se alude en su propio texto: pasear hasta a un
kilómetro de distancia del domicilio, y práctica no profesional de cualquier
deporte individual, dentro del municipio donde se reside. Mientras que la orden
que se publica hoy no afecta a esas actividades, que seguirán igual, y regula sin
franjas horarias otras actividades distintas, para las cuales se puede circular
por la provincia de residencia: reuniones en lugares cerrados (máximo diez
personas), velatorios y entierros, asistencia a lugares de culto, comercio
minorista y servicios profesionales, terrazas de establecimientos de hostelería
y restauración, bibliotecas, museos, locales culturales (cines, teatros, etc.),
instalaciones deportivas al aire libre, hoteles y alojamientos turísticos, actividades
de turismo activo y de naturaleza, etc. Todo esto se puede hacer con los
horarios normales que marquen los organizadores y empresas, como antes de la
epidemia, pero adoptando las medidas de higiene y seguridad que con detalle se
regulan en la Orden ministerial. Básicamente, que debemos mantener siempre los
dos metros de distancia, lavarnos mucho las manos y ponernos mascarilla en los
casos en que se indique como obligatorio.
Hoy he
asistido a otra sesión de Poetas con Sombrero, encuentros telemáticos que hemos
comentado que estamos muy deseosos de trasladar a la realidad presencial en
cuanto se pueda. Como es obligado asistir con sombrero, y aconsejado ir
cambiando de sombrero, voy buscando en mis armarios todo tipo de prendas para
cubrir la cabeza, tengo más de las que creía, y hoy le ha tocado el turno al
turbante que me traje de uno de mis viajes al Sáhara, en apoyo de la República
Árabe Saharaui Democrática. Para hacer juego con mi aspecto he puesto en Zoom
una fotografía que hice en uno de sus campos de refugiados, y he leído un poema
de Mohamed Salem Abdelfatah, “Ebnu”, titulado Hijos del sol y el viento.
Es uno de los poetas saharauis de las últimas generaciones que ha estudiado en Cuba y España y escribe en
castellano, la segunda lengua de la RASD (la primera es el árabe, en la
variedad hasanía). Dice así:
Aún
vivimos en las esquinas
de
la nada
entre
el norte y el sur de las estaciones.
Seguimos
durmiendo
abrazando
almohadas de piedra
como
nuestros padres.
Perseguimos
las mismas nubes
y
reposamos bajo la sombra de las acacias desnudas.
Nos
bebemos el té a sorbos de fuego
caminamos
descalzos para no espantar el silencio.
Y
a lo lejos
en
las laderas del espejismo
todavía
miramos, como cada tarde
las
puestas de sol en el mar.
Y
la misma mujer que se detiene
sobre
las atalayas del crepúsculo
en
el centro del mapa nos saluda.
Nos
saluda y se pierde
en
los ojos de un niño que sonríe
desde
el regazo de la eternidad.
Aún
esperamos la aurora siguiente
para
volver a comenzar.
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