domingo, 15 de julio de 2018

Gente que no vino a sanfermines HARPO MARX

Algunos miembros de la Mesa Redonda del Algonquin, Art Samuals, Charles MacArthur, Harpo Marx, Dorothy Parker y Alexander Woollcott.



Adolph Marx, luego cambió su nombre por Arthur (se dice que para que no sonara tan alemán durante la I Guerra Mundial, pero lo hizo ya en 1911 porque no le gustaba), es más conocido como Harpo. Fue un actor y músico nacido en Nueva York, en una familia judía de origen alemán, y famoso principalmente como el mudo de los Hermanos Marx. Mudo solo en escena, fuera de ella tenía fama de hablador, y solo en escena lucía su ensortijada melena rubia, en realidad era calvo. Fue el segundo en edad después de Leonard (Chico), seguido por Julius (Groucho), Milton (Gummo) y Herbert (Zeppo). Su madre, Minnie Marx, que fue la impulsora de la carrera artística de sus hijos, le hizo estudiar piano y harpa. Junto con sus hermanos, comenzó actuando en vodeviles y luego dieron el salto al cine. Pese a no tener estudios, Harpo se codeó con los nombres más insignes de la cultura norteamericana de su época y fue uno de los miembros de la Mesa Redonda del Algonquin (él decía modestamente que se limitaba a escuchar). En 1933 fue el primer artista norteamericano en actuar en la URSS tras establecerse relaciones diplomáticas. Publicó artículos en la prensa y en sus últimos años escribió sus memorias, Harpo Speaks! (¡Harpo habla!). También escribió, con Salvador Dalí, el guion de una película titulada inicialmente Jirafas en ensalada de lomos de caballo y, luego, La mujer surrealista, pero no consiguieron convencer a ningún productor de Hollywood para rodarla.

Que se sepa, Harpo nunca estuvo en Pamplona ni en los sanfermines, lo cual es una lástima, pero sabemos que en alguna ocasión mostró interés por venir a conocer nuestras fiestas. Amanda Vaill cuenta en Everybody was so young: Gerald and Sara Murphy: a Lost Generation Love Story que en 1927, de visita en la casa de sus amigos los Murphy en Antibes, Harpo les preguntó cómo organizar un viaje a Pamplona. Honoria Murphy Donnelly (Sara & Gerald: Villa America and after) añade que su padre escribió en junio en una postal a Hemingway que Harpo Marx quería ir a Pamplona. Los Murphy habían acompañado a su amigo Ernest Hemingway a los sanfermines de 1926. No hay datos de que Hemingway y Harpo fueran amigos, pero otros amigos comunes o habituales en Antibes también habían estado en Pamplona, como John Dos Passos, Robert McAlmon y Donald Ogden Stewart. Todavía era reciente la publicación de The Sun Also Rises (Fiesta), donde se plasmaban las experiencias de Hemingway en los sanfermines, por lo cual sin duda sería un tema habitual de conversación en aquellos ambientes. El plan de viajar a Pamplona posiblemente se pusiera de moda entre los círculos artísticos que frecuentaban a los Murphy, aunque finalmente fueran pocos quienes llegaran a realizarlo y ninguno se enganchó como Hemingway, repitiendo la visita año tras año. La intención de Harpo no debió de durar mucho, ya que ni siquiera menciona el asunto en sus memorias.

Si Harpo o sus hermanos hubieran venido a Pamplona en aquella época habrían pasado desapercibidos por completo, no eran conocidos fuera de Estados Unidos. Aunque empezaban a ser populares en su país ya que llevaban años actuando en teatros, todavía no habían rodado ninguna película. No serían reclamados por la Paramount Pictures hasta que llegó el cine sonoro y se pudieron llevar a la pantalla algunas de las comedias musicales que habían representado anteriormente en Broadway. Su primer film fue The Cocoanuts (Los cuatro cocos), en 1929. Probablemente tardarían un tiempo en hacerse famosos en Pamplona, que por aquel entonces solo tenía un cine, el Coliseo Olimpia, aunque también se proyectaban películas en el Teatro Gayarre y en el frontón Euskal-Jai. El cine sonoro no llegó a Pamplona hasta 1930, no he encontrado noticias sobre cuándo se estrenó la primera película de los Hermanos Marx. Así que allá por 1927 y en los años inmediatos los Hermanos Marx hubieran podido conocer los sanfermines sin el peso de la fama, como le sucedía a Hemingway en sus visitas de los años veinte, en que era un escritor desconocido en España. Otra cosa fue en sus últimas visitas de los años cincuenta, sobre todo en 1959, cuando estaba ya laureado con el Nobel de Literatura, la gente le atosigaba y le hacía enfadar.

En fin, la idea de los Hermanos Marx en los sanfermines resulta tan divertida que vengo intentando desde hace años difundirla como leyenda, de momento con tan escaso éxito que ni siquiera se recogió en la exposición “Recuperando a Hemingway”.


Publicado en Diario de Noticias de 15 de julio de 2018



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