Como hoy
es sábado tocaba video encuentro de Poetas con Sombrero. Hemos introducido una
sección nueva, y es la presentación de un libro antes de pasar a leer poemas,
tarea en la que nos iremos turnando. Me ha correspondido el honor de ir el
primero y he presentado mi último libro publicado, Hemingway en los
sanfermines (puede comprarse aquí).
Con ese motivo los asistentes se han ataviado con pañuelos rojos, yo he
preferido rescatar del armario mi chistera de concejal que no me ponía desde hace
un par de décadas y que me aprieta un poco, quizás me haya crecido la cabeza
desde entonces. En el libro cuento la historia del famoso escritor en Pamplona
y analizo su legado a la ciudad y a sus fiestas. También desmonto una buena
cantidad de bulos y leyendas que se han ido creando a su alrededor. La
publicación del libro, el pasado mes de noviembre, ha despertado bastante
interés entre los medios de comunicación, parece que el nombre de Hemingway vende
mucho, y en estos pasados meses he hecho muchas más entrevistas para
periódicos, radios y televisiones de lo que había supuesto. Otra cosa es que se
venda… Esperábamos poder promocionarlo en la Feria del Libro y en los
próximos sanfermines, cuando acuden a Pamplona miles de guiris admiradores de
Hemingway, pero el coronavirus nos ha chafado el plan por el momento. Habrá que
esperar a otras ferias.
Como
el encuentro es de poetas, he acabado leyendo un poema de Hemingway, que
también fue poeta aunque es una faceta suya poco conocida. He leído, en
castellano (me he atrevido a traducir del inglés), un poema publicado en 1923
titulado Roosevelt, dedicado a Theodore Roosevelt, que fue presidente de
los Estados Unidos entre 1901 y 1909. Un hombre al que Hemingway admiraba ya
que era tan aventurero como él; además de político fue explorador, cazador,
escritor, y mandó un regimiento de voluntarios en Cuba durante la guerra
hispano-norteamericana de 1898, ganándose una reputación de héroe. En la I
Guerra Mundial, pese a que ya tenía una edad, quiso también acudir a Francia a
combatir con su regimiento de caballería, pero el presidente Wilson no lo
autorizó.
El
poema dice así:
Workingmen
believed
He
busted trusts,
And
put his picture in their windows.
'What
he’d have done in France!'
They
said.
Perhaps
he would—
He
could have died
Perhaps,
Though
generals rarely die except in bed,
As
he did finally.
And
all the legends that he started in his life
Live
on and prosper,
Unhampered
now by his existence.
|
Los
trabajadores creían
que
rompió los trust,
y
pusieron su foto en sus ventanas.
¡Lo
que ha hecho en Francia!
Decían.
Quizás
él podría...
Pudo
haber muerto,
tal
vez,
aunque
los generales rara vez mueren,
salvo
en la cama,
como
él hizo finalmente.
Y
todas las leyendas que suscitó en su vida continúan vivas y florecientes,
liberadas
ahora de su existencia.
|
Las últimas
estrofas suelen ser citadas para indicar que, pese a estar dedicadas a
Roosevelt, en realidad Hemingway hace por anticipado una buena descripción de
sí mismo. Le gustaba crearse leyendas, y después de su muerte esas leyendas, y
muchas más que han inventado otros, gozan de excelente salud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario