Sábado
Santo, uno de los tres días del año en que la costumbre marca que no hay
periódicos (los otros son Navidad y Año Nuevo). Hay una bonita tradición periodística para explicar por qué falta la prensa impresa, en los medios se dice, un
año sí y otro también, que “el motivo es un descanso establecido por la Ley de Prensa del
siglo pasado”. Se deben referir a la vigente Ley 14/1966, de 18 de marzo, de Prensa e Imprenta, que no contiene ninguna
disposición al respecto, como tampoco la contenía la anterior ley de 1938. En realidad, los
periódicos se publicaban todos los días hasta 1920 en que, tras una huelga de
periodistas, por Real Decreto se les extendió la aplicación de la ley de descanso
dominical de 1905, lo que dio origen a la “Hoja del Lunes” en muchas provincias,
que desaparecieron en los años ochenta. A partir de 1941 se hizo costumbre
extender el descanso a todos los empleados de las empresas de prensa a otros festivos como la Navidad, el
Año Nuevo y el Viernes Santo, sin que hubiera ninguna disposición legal al
respecto. Hoy sigue sin haber ninguna norma que impida publicar periódicos
ningún día, incluido el día de Sábado Santo (y hay alguno que sale, como El
Mundo). Pero, bueno, como excusa para que a nadie se le ocurra eliminar
de los convenios colectivos ese día de descanso, está bien.
Yo soy
adicto a leer la prensa, pese a que no te puedes fiar mucho de ella, y no solo por
este pequeño e inofensivo bulo sobre el descanso de Viernes Santo. Es uno de mis vicios diarios y suelo
echarla de menos en esas fechas en que no sale. Pero esta vez, la verdad, que
me ha dado un poco igual. Creo que, como muchos otros ciudadanos confinados en
sus casas por el coronavirus, estamos ya un poco saturados de información sobre
la epidemia. Me he quitado de los telediarios y en la radio pongo
principalmente música. Ojeo la prensa digital con rapidez y desgana a la espera
de buenas noticias, como que se mantiene el ligero descenso de enfermos y de
fallecidos, y ansioso por saber cuándo podremos salir a la calle con cierta
normalidad. Y cuándo podremos leer la prensa con contenidos más variados…
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