Los
más prescindibles ya nos habíamos encerrado en casa hace días, y a partir de
mañana lunes se tienen que recluir también el resto de los prescindibles, de
modo que trabajen solo los que prestan servicios esenciales. Me parece muy bien
la medida (mi capitán A Posteriori interno me dice que debiera haber llegado
antes), aunque el gran problema en estos casos es determinar qué es esencial y
qué no. Desde que decretaron que los bares no eran esenciales y debían cerrar, me
he quedado un poco descolocado al respecto.
Yo ya
me he aclimatado perfectamente a esta vida eremita, claro que de ermitaño del
siglo XXI, conectado con el resto del mundo y pudiendo mantener cierta
actividad. Esta semana me han hecho dos entrevistas para hablar de un tema
prescindible, pero que quizás ayude a entretener a otros ermitaños del desastre
que nos toca vivir, de mi libro Hemingway
en los sanfermines. Hoy se publica el artículo que ha redactado el
periodista Rodrigo Saiz para eldiario.es
sobre la entrevista que me hizo por teléfono. La otra tardará unos poquitos
días. Y hoy también se publica en Diario
de Noticias un artículo que he escrito en los primeros días de
aislamiento, “Coronavirus y Protección Civil”, intentando contribuir muy
modestamente, en la medida de mis conocimientos y experiencia, a salvar a la
Humanidad de la próxima epidemia. Si añadimos algunos actos sociales de fin de
semana, necesariamente virtuales, resulta que estoy de lo más ocupado. No sé de
dónde voy a sacar tiempo para ir a trabajar cuando todo esto pase.
Y ya
que hablamos de Hemingway, pese a que daba por finalizada mi investigación y
por aparcada la promoción de mi libro, resulta que me ha tenido muy atareado esta
semana. Aparte de las entrevistas que he mencionado, Tim Pinks me escribe esta mañana
desde Inglaterra y me adjunta una fotografía donde se ve al escritor comiendo con
Ava Gardner, Luis Miguel Dominguín y otra gente. Me dice que se la ha enviado
un amigo suyo afirmando que es en Pamplona en 1959 pero él, que ha leído mi
libro, piensa que no puede ser, entre otras cosas porque, en contra de lo que
afirma la leyenda, Ava Gardner nunca estuvo en Pamplona. Hago unas breves
comprobaciones y le respondo que la foto es de mayo de 1954 en la finca que
Dominguín tenía cerca de El Escorial, y que de esa reunión hay más fotografías,
muy reproducidas en internet. Pero es arraigada costumbre que, en caso de duda,
de cualquier fotografía de Hemingway en España se diga que está tomada en
Pamplona. El otro día Eduardo Laporte también me envió una fotografía de
Hemingway preguntándome dónde estaba tomada, había pensado que podría ser
Pamplona. Como era una imagen que conozco, está incluida en mi libro, le contesté
de inmediato que estaba hecha en Málaga en 1959. Ayer mismo Juan Iribas me
enviaba por correo electrónico un artículo publicado en El
Mundo, con ocasión de la epidemia que estamos disfrutando, sobre el verano
de 1926 que Hemingway supuestamente pasó recluido en Antibes debido a la
tosferina de su primogénito. Le respondí, y lo puse en Facebook, que Hemingway
no pasó aquel verano en Antibes, solo el mes de junio, apenas iniciado el
verano se vino a los sanfermines y, luego, estuvo en San Sebastián, Madrid y
Valencia antes de volver a París. Si el periodista hubiese leído con más atención
el libro que citaba, o si se hubiese leído mi libro o me hubiera consultado, no
habría dado una información errónea.
Estoy
pensando en que a lo mejor puedo hacer una pasta si empiezo a cobrar por las
consultas sobre Hemingway (con los derechos de autor ya estoy resignado a que poca).
“Ernesto Consulting Ltd” podría ser un buen nombre para el negocio.
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