Ocho
días de confinamiento en casa, salvo las breves salidas autorizadas que, en mi caso, son pocas porque no tengo perro que sacar a pasear. Nunca he tenido animales en casa, salvo los inevitables ácaros, que no creo que sirvan de coartada ante las autoridades como animales de compañía paseables.
Hoy nos anuncian que la cuarentena probablemente durará un
mes en total, que el Gobierno está pensando en prorrogar el estado de alarma otros quince días. Hasta pasada la Semana Santa no se empezará a restablecer la normalidad. Tampoco es para tanto. Me siento muy bien de ánimo, no me está afectando
en absoluto el estar encerrado. La soledad y el aislamiento no son un problema
para mí, puedo aprovechar el tiempo para escribir.
No por mucho madrugar amanece más temprano.
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No por mucho madrugar amanece más temprano.
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