Francis Scott Fitzgerald y su esposa Zelda.
Francis Scott Fitzgerald, nacido
en Minnesota en una familia acomodada de origen irlandés, es uno de los principales
escritores de la
Generación Perdida. Empezó a escribir estudiando es la Universidad de
Princeton; no acabó los estudios al enrolarse para combatir en la I Guerra Mundial, aunque
no llegó a ser enviado a Europa. Trabajó en Nueva York en publicidad y logró
éxito con su primera novela, This side of
Paradise (A este lado del paraíso),
en 1920. Junto con su mujer, Zelda, bailarina y también escritora, viajó por
Europa en la década de los veinte, llevando una vida disoluta, e hizo amistad
con Hemingway y otros escritores norteamericanos que vivían en Francia. La
década siguiente la pasó sobre todo en Estados Unidos debido a los problemas de
salud mental de Zelda y él mismo, alcohólico, también tuvo que ser internado varias
veces. Para salir de sus problemas económicos trabajó sus últimos años como
guionista en Hollywood, donde murió a los 44 años.
La
exposición “Recuperando a Hemingway” sugería que Scott Fitzgerald fue uno de
los visitantes de Pamplona inducidos por el futuro premio Nobel. En uno de los
paneles se decía lo siguiente: “En el año 1930, Scott Fitzgerald le pide
consejo a Hemingway sobre un viaje que quiere realizar a Pamplona y San
Sebastián”. Ya en 1924, en una carta que Scott Fitzgerald dirige a su amiga
Hazel “Patsy” McCormack, mencionaba su deseo de hacer un viaje por España y ver
una corrida de toros. Por lo visto, años más tarde retoma la idea y consulta a
Hemingway, pero parece que no llegó a hacer ese viaje a causa de la respuesta
que recibió. En una carta de enero de 1930 Hemingway informa a su amigo que no
hay corridas de toros después de noviembre, que en esa época el tiempo en San
Sebastián es nublado, húmedo y lluvioso, y que la ciudad está desierta. Sobre
Pamplona le dice que hace frío y quizás llueva, que la lluvia proviene del mar
o de la nieve, y que no hay nada que hacer. No obstante, le informa sobre tres
hoteles, el Gran Hotel, lujoso pero desierto, el Quintana (“the Montoya of Sun Also”), quizás
demasiado simple para los gustos de Scott Fitzgerald, y La Perla , de un nivel
intermedio. Tras decirle que en Madrid también hace un frío infernal, le
aconseja como lugares a los que ir en invierno, por el buen clima, Tarragona,
Málaga o Ronda y, tras recomendarle algunos hoteles, finaliza reiterando que “San
Sebastián y Pamplona serían una gran decepción para ti en invierno”. Finalmente,
en febrero de 1930 Scott Fitzgerald y su esposa emprendieron un viaje por
Argelia, el cual inspira algún pasaje de su novela de 1934 Tender is the Night (Suave es
la noche), y tras su regreso ella tuvo una crisis nerviosa y fue internada
por primera vez en un centro psiquiátrico donde se le diagnosticó esquizofrenia.
Al igual que sucede
con otros supuestos visitantes de los sanfermines, ni los biógrafos de Scott
Fitzgerald (Mizener, Bruccoli, Donaldson), ni los de Zelda (Milford, Cline),
relatan ningún viaje suyo a Pamplona, ni aparece la menor mención en su
correspondencia hecha pública. Como cuenta Jeffrey Meyers en Scott Fitzgerald. A biography (Meyers,
reputado biógrafo literario, tiene también escrita otra obra sobre Hemingway):
“En los veranos, Fitzgerald iba a la
Riviera a tumbarse en la playa; Hemingway iba a España a ver
toros y vivir la experiencia sobre la que escribiría en The Sun Also Rises. Fitzgerald podría competir con Hemingway como
escritor pero no como deportista. Al contrario que los Murphy, Dos Passos, Don
Stewart y Max Perkins, Fitzgerald nunca siguió a Hemingway a España o fue a
pescar con él en Cayo Hueso”. Traduzco del original en inglés, ya que esta
biografía no está editada en castellano. Aprovecho para decir que si los
anglosajones cultivan en abundancia este género y escritores como Hemingway y Scott
Fitzgerald han merecido diversas biografías por distintos autores, en España no
solo apenas se cultiva, sino que ni siquiera se traducen las biografías
escritas en otros idiomas. La mayoría de las más reconocidas biografías de
Hemingway (las de Baker, Burgess, Dearborn, Griffin, Kert, Lynn, Mellow,
Meyers, Reynolds, etc.), no están publicadas en castellano, y lo propio sucede
con las de Scott Fitzgerald. En nuestra lengua principalmente podemos encontrar
libros que tratan sobre la relación de Hemingway con España o con el mundo de
los toros. Eso hace que circulen mucho más leyendas, chismes y falsas anécdotas
que hechos contrastados.
Publicado en Diario de Noticias de 9 de julio de 2018
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