La
campaña electoral de los navarrísimos se va volviendo cada vez más una
caricatura de sí misma. Ante el pánico por una posible pérdida del Gobierno que
indican las encuestas se insiste en el manido discurso de “o yo, o el caos” sin
ningún disimulo. Nos lo han repetido este fin de semana: si no gobierna UPN
llegará el caos en forma de un gobierno independentista que eliminará la
bandera de Navarra para poner la ikurriña, hará homenajes a los terroristas y
obligará al exilio a miles de navarros mediante amenazas y coacciones.
No
puedo evitar acordarme de aquella serie de televisión de mi infancia, Get Smart, aquí titulada El superagente 86. El candidato Esparza,
que guarda cierto parecido con Maxwell Smart (que no hacía mucho honor a su
apellido, impuesto con evidente sarcasmo), quizás no la recuerde porque lleva
unos pocos años menos que yo siendo navarro. En aquella serie se enfrentaban
dos organizaciones secretas, Control y Caos. En otras palabras, el Bien y el
Mal. UPN juega a utilizar el mismo mecanismo de control social, amenazar con la
inexistencia de elección de otra alternativa que no sea el caos, el mal
absoluto. Un esquema escasamente democrático.
Si
me dan a elegir, yo prefiero el caos. Hace años que la ciencia estudia la
teoría del caos y, en lugar de identificarlo como la destrucción, la confusión,
el mal absoluto, ha llegado a la conclusión de que vivimos en sistemas
caóticos. El sistema solar, la meteorología, la demografía, el cuerpo humano,
se explican como sistemas caóticos, sistemas con un comportamiento dinámico más
complejo y más difícil de predecir que otros sistemas, estables o inestables,
pero en todo caso con un cierto orden. El miedo al caos suele ser simplemente
miedo a lo que se desconoce… por el momento. Entre el orden de UPN, que ya
conocemos, y otro orden, aunque sea caótico, por favor, que llegue pronto el
caos.
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