El País habla hoy de que "los cuatro principales partidos políticos (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) concurren hoy a las elecciones municipales y autonómicas para medir sus fuerzas reales". Resulta curioso que se hable de esos cuatro como los principales partidos. En el caso del PP y el PSOE está claro, pero en las últimas elecciones de ámbito nacional, las del Parlamento europeo de mayo de 2014, Podemos fue el cuarto partido, por detrás de Izquierda Plural, y Ciudadanos el octavo, por detrás de UPyD, Coalición por Europa (CiU, PNV, CC, CxG) y L'Esquerra pel Dret a Decidir (ERC y otros). En las municipales y autonómicas y en las generales de 2011 Podemos no existía; Ciudadanos todavía centraba su actividad en Cataluña y no se presentó a las generales de 2011.
Sin embargo, hablar de los cuatro principales partidos responde no sólo a lo que pueden anticipar las encuestas, sino sobre todo al interés de los medios de comunicación (que son quienes encargan las encuestas, por cierto) en que haya cuatro partidos.
Hace cosa de un año y medio las perspectivas electorales pusieron muy nerviosos a los poderes fácticos. Para entendernos, los que tienen el dinero y, entre otras muchas cosas, controlan los medios de comunicación. A consecuencia de la crisis económica, los recortes y los escándalos de corrupción, el PP caía en intención de voto pero su desgaste no era aprovechado por el PSOE, afectado también por el descrédito del sistema político. Había el serio riesgo de que aumentara exponencialmente el voto de la izquierda, sobre todo el de IU. Algo había que hacer. Para recoger el voto de derecha desencantado con el PP, para evitar que se refugiara en la abstención, hacía falta otro partido. Se pensó en la unión de UPyD y Ciudadanos, pero ante la negativa de Rosa Díez se apostó por Ciudadanos. Para recoger el voto indignado de izquierda que no iba a ir al PSOE hacía falta otro partido, no tan radical como IU. Se apostó por un Podemos domesticado, socialdemócrata, que no es de izquierdas ni de derechas, ni monárquico ni republicano.
Y ahí estamos, con una apuesta clara del sistema a autorregenerarse un poquito, que algo cambie para que nada cambie, pasando del bipartidismo al cuatripartidismo. Allá donde proceda el PP podrá seguir gobernando con el apoyo de Ciudadanos, allá donde proceda -y como mal menor- el PSOE podrá seguir gobernando con el apoyo de Podemos.
Y en casos desesperados como Navarra, incluso se propone un pacto de PP y PSOE con UPN, al que también se podría añadir Ciudadanos...
Pero serán los ciudadanos los que decidan con su voto.
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