Esas campañas suelen prescindir de la realidad y utilizan datos sesgados o amañados, cuando no directamente prescinden de los datos. En España ni hay más políticos, ni más funcionarios, ni más aparato público que en otros países europeos, ni se pagan más impuestos ni una mayor parte del PIB se lo come el sector público. Más bien, suele ser al contrario si atendemos a los datos medios de la Unión Europea.
Pero vamos hoy con el tema de los diputados y senadores. Lo cierto es que las Cortes Generales de España constituyen una asambles parlamentaria más bien reducida. Desde luego, lo es si comparamos su tamaño con el que han tenido a lo largo de su propia historia. Sin ir más lejos, cuando se inauguró el Palacio del Congreso de los Diputados en 1850 ya había prácticamente el mismo número de escaños que hoy, entonces 349 y ahora 350, cuando la población se ha cuadruplicado mientras tanto. Durante la Restauración el número de diputados ascendió a 391 en 1876, a 403 en 1903 y a 437 en 1923, mientras que el Senado no tenía número fijo ya que los senadores los nombraba el rey, pero osciló entre 200 y 368 senadores. Durante la II República se suprimió el Senado, pero el número de diputados se elevó a 473. Las Cortes franquistas llegaron a tener 556 procuradores.
Pero, en fin, la comparación resulta todavía más clara si la hacemos con el número de miembros de los parlamentos de los 27 restantes países miembros de la Unión Europea, veáse cuadro comparativo abajo. En realidad, solamente hay un país donde existan menos representantes parlamentarios, en proporción a la población, que en España. Se puede opinar, con todo, que tenemos demasiados políticos, pero habrá que razonarlo con algo más de esfuerzo que decir que tenemos más que otros países, porque no es cierto.
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