Mi valoración general.
Gana
Pedro Sánchez, pierde Pablo Casado. Ambos han sido promovidos al liderazgo de
su respectivo partido recientemente, venciendo al equipo de dirección anterior,
y se jugaban la confirmación frente a sus rivales internos.
En
el PSOE pueden estar contentos con motivo y celebrarlo, pero en política los triunfos
duran poco y pasada la primera euforia los problemas siguen estando ahí, en este caso,
la dificultad de formar gobierno al estar lejos de la mayoría absoluta en el
Congreso.
En
el PP más les valdrá hacer un análisis serio de sus errores, porque está en
juego su propia supervivencia.
En
Ciudadanos pueden estar moderadamente satisfechos porque progresan
adecuadamente y le pisan los talones al PP, pero están lejos del objetivo que
se habían propuesto de echar a Pedro Sánchez y gobernar.
En
Vox también pueden estar satisfechos, pero que no lancen las campanas al vuelo,
su crecimiento ha sido menor del que esperaban y han comprobado que tienen más
capacidad de movilizar el voto en su contra que a favor, lo que les presenta
un futuro problemático.
En
Unidas Podemos pueden sentir alivio, la pérdida de votos ha sido menor de la
anunciada por algunas encuestas y les permite mantener un papel de protagonista secundario en la
legislatura que se inicia. Pero, como todos, necesitan reflexionar y sacar
enseñanzas para el futuro.
Algunas conclusiones.
Los
cambios en el panorama electoral han sido menores que los que pronosticaban
algunas encuestas. No hay un giro hacia la derecha, aunque una parte del electorado
de derecha se ha radicalizado y eso explica el auge de Vox, que avanza a costa
del PP. La mayoría del electorado sigue basculando hacia el centro izquierda y
gana las elecciones quien logre morder más porción del centro. La derechización
de los mensajes del PP y de Ciudadanos ha dejado expedita buena parte del centro al
PSOE. Por otro lado, una vez más, como es habitual sin ser ley inexorable, el aumento de participación, la
movilización electoral, se produce sobre todo en la izquierda, ante el temor del
triunfo de una derecha radicalizada, y beneficia sobre todo al PSOE.
Las dos Españas.
Además
de izquierda y derecha, hay otro factor de división en relación con el tema
territorial. Hay una serie de comunidades donde cuando la derecha radicaliza su
discurso nacionalista español pierde representación a borbotones y peligra su
propia presencia. Sucede, en mayor o menor medida, en Cataluña, en el País
Vasco, en Navarra, en la Comunidad Valenciana,
en Canarias, no necesariamente a favor de fuerzas nacionalistas o
independentistas, también a favor de partidos regionalistas o federalistas.
En
otras comunidades, en cambio, el discurso nacionalista español tiene una potencial
clientela y funciona electoralmente: las dos Castillas, Andalucía, Extremadura,
Galicia. Estas diferencias hacen todavía más complejo el sistema político
español, ya que los subsistemas de partidos en las comunidades autónomas cada
vez se diferencian más.
En
Cataluña ha triunfado la vía más posibilista de ERC frente a la unilateralista
de Puigdemont y Torra. No deja de ser paradójico que quienes históricamente han
mantenido la vía independentista aparezcan hoy como más moderados y abiertos a la
negociación, mientras que los antiguos autonomistas, fruto de una huída hacia
adelante para afrontar su propia crisis (que tiene que ver con el agotamiento
de la vía autonomista, pero también con la corrupción), aparezcan como más
radicales.
Qué Gobierno.
Se
mantiene la incógnita sobre qué ejecutivo se pueda formar, que con toda
probabilidad no se pactará antes del 26 de mayo, una vez celebradas las
elecciones europeas, autonómicas y locales. En todo caso, nadie tiene mayoría
absoluta así que muy probablemente perezca la anomalía convertida en costumbre de
que el Gobierno de España sea monocolor y evite las coaliciones que son regla
en la mayoría de los países europeos. Hay dos coaliciones posibles. PSOE con
Ciudadanos, la que han señalado como más conveniente en aras de la estabilidad diversos medios de comunicación internacionales y verían
con agrado las élites económicas, que tendría mayoría absoluta, pero que se ve
dificultada por el disparo en el propio pie que se hizo Ciudadanos al proclamar
que su objetivo era echar a Pedro Sánchez y en ningún caso pactar con él. Otra
dificultad es que, si Pedro Sánchez quiere calmar el avispero catalán, no lo
puede hacer gobernando con Ciudadanos que tiene una postura inflexible al
respecto. La otra coalición es la del PSOE con Unidas Podemos, preferida por
sus bases y votantes, pero que no tiene mayoría y necesita del apoyo o la abstención
de otros partidos nacionalistas, regionalistas o incluso independentistas.
Valoración en Navarra.
La
Comunidad Foral no se sustrae de la tendencia general, con algunas
pequeñas matizaciones. El PSOE crece más que la media y se acerca a los
resultados de muchos años atrás, después de un largo período de declive. Y
tenemos dos coaliciones electorales que prueban la premisa de que las
coaliciones no siempre suman, bien porque algunos de los posibles votantes de
los partidos coaligados rechazan a los socios, bien porque la coalición
despista a votantes que no se han enterado de la nueva sigla y no encuentran en el colegio electoral la
papeleta que buscan. Ambas cosas, en mayor o medida, han podido afectar a Navarra Suma,
que pese a su nombre no ha sumado todo lo que esperaba. No obtiene mal
resultado ya que conserva dos diputados y tres senadores, pero pierde veinte
mil votos que daba la suma de sus componentes hace cuatro años. Y también a
Cambio/Aldaketa, la coalición para el Senado del cuatripartito foral, que
pierde unos cuarenta mil votos respecto de la suma de sus socios en el Congreso; presumiblemente, unos diez mil de ellos han sido “voto útil” al PSOE.
Extrapolación para las elecciones de
mayo.
Se
equivocarán quienes se lancen a encender la calculadora para comprobar qué
composición del Parlamento de Navarra darían los resultados electorales de
ayer. Los resultados de las elecciones generales no son extrapolables a las
elecciones forales. Históricamente los electores tienen un comportamiento
distinto ante unas y otras convocatorias. En resumen:
-UPN, normalmente en coalición con el PP, no suele
tener una gran variación de voto entre elecciones generales y forales, pero
cuando la tiene es porque cosecha mejor resultado en las generales. Así que lo
previsible es que el 26 de mayo Navarra Suma obtenga un resultado similar al
del 28 de abril, o quizás sufra un pequeño descenso.
-PSOE siempre ha tenido mucho mejor resultado en las
elecciones generales que en las forales, la diferencia ha llegado incluso hasta
los 50.000 votos. Así que es previsible que el 26 de mayo tenga menos votos que
el 28 de abril. ¿Cuántos menos? Ya veremos.
-Los nacionalistas vascos, al contrario, siempre han
tenido mucho mejor resultado en las elecciones forales que en las generales,
con diferencias que alcanzan hasta los 40.000 votos. Y las diferencias se
extienden también a qué fuerza obtiene mejor resultado. EH Bildu y sus
antecesores han tenido mejores resultados en las generales que Geroa Bai y sus
antecesores, y viceversa. Así que es previsible que el 26 de mayo tanto Geroa
Bai como EH Bildu tengan bastantes más votos que el 28 de abril, y es
arriesgado vaticinar cuál de ambas coaliciones tendrá mejor resultado.
-Izquierda Unida históricamente no ha tenido grandes
variaciones entre unas y otras elecciones, pero cuando las ha tenido ha sido
porque obtiene mejor resultado en las elecciones forales que en las generales, en
las cuales sufre sistemáticamente el efecto de “voto útil” hacia el PSOE. Es
previsible que el 26 de mayo Izquierda-Ezkerra mantenga su actual representación
e incluso que la mejore, recibiendo parte del voto desencantado de Podemos por
la crisis interna que ha arrastrado este partido durante toda la legislatura en
Navarra, y algo de voto prestado al PSOE en las generales.
-Podemos tiene un recorrido histórico más limitado
por lo que es más arriesgado hacer predicciones. De momento, ha tenido mejor
resultado en elecciones generales que en elecciones forales. El 26 de mayo
concurre al Parlamento de Navarra en solitario, sin Izquierda Unida y Batzarre
con quienes iba en coalición el 28 de abril. Es previsible, por tanto, que el
voto de Unidas Podemos se divida y que Podemos, como anuncian las encuestas, tenga peor resultado que hace
cuatro años debido a su crisis interna. Que los críticos de Podemos liderados
por Laura Pérez Ruano no hayan conseguido formar otra lista les beneficia en
cuanto a retener parte de su voto anterior.
-Vox es una completa incógnita ya que no hay precedentes históricos que examinar. En las
elecciones generales, en la primera ocasión en que se presentaba en Navarra, ha
obtenido un 4,83 %. Si mantuviera el voto entraría en el Parlamento de Navarra,
el mínimo es del 3 %, pero no en los ayuntamientos donde el mínimo es del 5 %.
Pero parece más probable que no mantenga todo el voto del 28 de abril al tratarse de
un partido de ámbito nacional (y de discurso rabiosamente nacionalista), ya que
la norma en estos casos es tener peor resultado en el ámbito autonómico y
local. Puede que entre en el Parlamento de Navarra y puede que no.
En
resumen, las elecciones forales del 26 de mayo siguen muy abiertas y es muy
arriesgado hacer previsiones sobre qué eventual mayoría podría formar Gobierno.
Cabe la reedición del cuatripartito de 2015 (aunque muy posiblemente sus socios
exijan a Geroa Bai entrar en el ejecutivo), cabe una coalición pivotada sobre
Geroa Bai y PSOE, es dudoso el apoyo de Podemos o Izquierda-Ezkerra, cabe una
coalición entre Navarra Suma y PSOE, muy improbable dada la composición de la
primera… La solución, dentro de un mes.